«Hormigas en la cocina» representa un desafío al individualismo ya la competitividad que nos proponen les tesis neoliberales dominantes en el mundo occidental. Frente a ellas, la sociabilidad de las hormigas se nos presenta en este cuento como una fuerza invencible que solo los límites que impone la biología puede doblegar.
Las hormigas prosperan en la mayor parte de los ecosistemas y han colonizado casi todas las zonas terrestres del planeta. Ello se debe a su organización social ya su capacidad para modificar hábitats, a su aprovechamiento de los recursos y a su capacidad de defensa.
Como ocurre con las hormigas, la vida en sociedad es también lo que ha permitido a la humanidad poblar los hábitats más diversos de todos los rincones de la Tierra y sobrevivir en las circunstancias más adversas. Pero, como todas las facetas de la vida humana —y en eso nos diferenciamos de las hormigas—, la convivencia requiere un aprendizaje.
El respeto, la tolerancia, la afabilidad, la empatía, la inteligencia, entre otros, son valores que constituyen la clave del éxito de la convivencia, y su aprendizaje y su desarrollo es lo que nos hace fuertes como individuos y nos cohesiona como sociedad.
Tal vez de las hormigas podamos aprender algo que nos ayude en la consecución de estos objetivos.