Lo diferente hace ver mi diferencia, y entonces pacto. Después, a mi diferencia la llamo complementaria, y entonces dialogo. Pactar y dialogar son dos procesos en la manera de mirar al mundo. Y el mundo, que cambia sin cesar, me invita a que no vuelva a ser el mismo. Esto es algo arquetípico, por lo tanto difícil de apresar, escurridizo, oscilante y flexible como la condición de un gato.